Tuesday, April 11, 2006

Cae el sol




Es atardecer en Belize, el motor del bote musicaliza en ausencia de Soda Stereo. Y cae el sol. Como un gran fuego redondo se confunde con el horizonte y toca el mar. Escucho un sonido misteriosos, no sé si es el agua apagando los últimos rayos del sol que se ha ido o simplemente un delfín que canta.
Me siento en el borde del bote, ya anclado en medio del mar con el equipo listo y me tiro hacia atrás, la luz que me llevo en la mirada desaparece en un instante mientras abro los ojos en medio de un agua oscura, llena de noche.
Enciendo la linterna y la noche se hace presente en medio de tantas incógnitas. Lo que creía iba a provocar miedo o ansiedad me inspira éxtasis y tranquilidad. Descubrir el fondo del mar de noche es realmente una de las mejores experiencias de mi vida.
Todo esto lo pienso en un segundo, luego cae Chris, luego Moi y por último José con su cuerpo flaco y largo.
Nos perdemos cada uno en su mundo y empezamos a jugar como niños con las linternas, señalando a los pobres peces que dormían.
Nos miramos con Moi y no podemos creer todo lo que hay, cómo se camuflan los peces de noche. Descubrimos langostas gigantes que pelean, un cangrejo inmenso se esconde en un caracol, una verde morea expone su densa dentadura mientras nos mira amenazante desde su cueva. Un pez extraño que parece un pequeño tiburón se esconde debajo de una roca y luego de una esponja.
Nos movemos de a poco como si tuviéramos miedo de perdernos en la oscuridad de ese mar infinito y trasparente. Con la linterna –tal cual pasa de día con los rayos del sol- las esponjas y corales irradian colores espectaculares: rojos, violetas, verdes, amarillos, naranjas, según el caso. Sólo que el efecto ahora es más llamativo, las cosas de color se recortan sobre el fondo oscuro del mar no iluminado.
En un momento apagamos las luces y agitando las aguas, pequeños light worms (símil bichos de luz de agua) se encienden e iluminan nuestras caras. Jugamos como chicos, no se puede creer !!!!!!!
Una experiencia alucinante, que te enciende la sangre y te hace sentir que estás vivo. Volvimos al calor de las toallas y con la luna de guía.

Después de esa experiencia, comés, cogés, dormís, mejor que nunca. Los sentidos alertas como un pez en la oscuridad del mar.

A la noche siguiente (como era de preveerse) fuimos por más…

Nota: las fotos no son nuestras pero representan parte de la experiencia.

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