Monday, March 20, 2006

Mousse au chocolat...

...estoy en París y qué bien se come en esta ciudad. La gente más flaca del mundo y, sin embargo, no paran de tomar vino y comer rico. Haciendo de la comida una pausa, una degustación de la vida toda y festejan y conversan entre plato y plato entre copa y copa y... también entre pitada y pitada. (en Puerto Rico ya no te van a dejar fumar ni en tu casa, acá en Paris pedís mesa no fumador y te mandan al sótano sin ventana, sin mozo que te atienda).
No paran de fumar, fuman todos y tanto, que parece un reality show en favor de las tabacaleras. Casi tanto como la película "Good Night and good luck", recién estrenada y primera dirigida por George Clooney, mi alter-ego -digo en broma. Porque yo, que no busco parecidos ni míos ni de los demás, soy bombardeado por infames personajes en relación a mi parecido (???) con dicho actor.
Y sí, hasta en el avión New York-Paris la azafata y mi compañera de viaje (una vieja inglesa con más años que Agatha Christie si estuviera viva) no paran de joder con eso. Entonces mis auriculares Bose extra noise reduction no dejan rastro de ellas y me pierdo en la película. No me convence la misma, evidentemente el humo de los tantos cigarrillos fumados son una excusa para tapar la falta de trama y tensión en el relato.
Vuelvo a Paris, la gente celebra la vida, sonríen, comen bien, se cocina bien. Y festejan. Yo al terminar la cena pido un "Mousse au chocolat, si´l vouz plait", esperando un pequeño bowl con un rico postre adentro. Pero no, llega un bowl de gigante tamaño, tanto que podrían comer dos familias de él. Me doy gran panzada a riesgo de perder mi hígado en una cucharada y no he comido ni una octava parte cuando claudico y pido l´addition y digo adieux y salgo para el hotel.
Camino por la niebla densa de un Paris tan frío capaz de congelar al más austral de los pelos del cuerpo, esos que nunca ven la luz del día.
La ciudad parece perdida en el tiempo, las casas bajas, los adoquines que murmuran y nadie caminando salvo yo que hace meses que mi cuerpo no siente una temperatura menor a los 20 grados.
Obviamente, sin ropa adecuada para la ocasión, busco reconfortarme en el humo azul de un cigarro Bolivar robusto -evidentemente cubano, en estas lares el appartheid castrista no es una preocupación.
Se escucha jazz de fondo, voces que se pierden en el olvido y mis pasos se dejan ir como siempre, como me pasó la primera vez que llegué a Paris, que la recorrí de memoria como un peculiar dejá vouz. Como si siempre hubiera vivido aquí, tan de acá como una baguette o un crottin graten au romarin o un mousse au chocolat... tamaño familiar.

Saturday, March 18, 2006

Room service

Dije la otra vez que yo era medio anti-héroe que siempre me suceden cosas inesperadas y raras.
Una vez, volviendo de un seminario de Euro RSCG en Las Vegas, el avión no despegó de Chicago por desperfectos técnicos y nos ofrecieron la clásica compensación de hotel y cena, bla, bla. Subirnos al bus con una larga compañía de cristianos y llegar al hotel que uno no eligiría ni para su enemigo.
Encima lleno a full con todos los símil exiliados a la espera de un refugio. Luego de una cola terrible, llegó mi turno, me dieron en la recepción del hotel mi llave y número y todo y me dispuse a ducharme antes de ir a comer con mis recientes compañeros de viajes. Porque esos momentos siempre generan camaradería.
Subo por el monótono ascensor, pasillo mal iluminado e interminable con gusto a pesadilla (rememoro Barton Fink cuando John Turturro no se encuentra en ese hotel de pesadilla con su musa).
Llegó a la puerta, paso la blanca tarjeta magnética, sonido mágico y la puerta abre. Chan chan. Instintivamente prendó la llave de luz y para mi sorpresa , además de la luz, se encendió un grito… Tardo en entender… Una señora de entrada edad dormía (o yacía diría yo por su look de rodete y esa cosas) en su cama de hotel hasta que un extraño (y0) invadió su calmo sueño. Desconcertado no atiné más que a decir “Room service, just checking everything was ok”. Y salí de vuelta para el ascensor.
Volví a recepción muerto de risa e interpreté el personaje de hombre ofendido, de qué desastre de servicio, de vayan a calmar a la pobre mujer que se muere de un infarto. El gerente salió corriendo desesperado a solucionar la crisis, mientras yo esperaba por mi "nueva" llave muerto de risa por dentro.

Friday, March 17, 2006

Superstar of the week...







No, no se emocionen. No hablo de mí, sino de Tristán.
Finalmente (estaba muy ansioso con lograrlo) fue elegido como el estudiante de la semana. Un cargo político que le da el rol de ser "el personaje" de su clase por una semana.
En esos día ayuda a su maestra a hacer ciertas tareas de "adulto" y va llevando cosas de él, fotos de la familia, libros, música, en fin sus cosas favoritas. También tuvo que contestar un cuestionario sobre qué le gusta, su manera de ser, etc etc.
Quisiera... reencarnarse en su perra Tascha
Lo pone triste... que su hermano toque sus juguetes, que su papá (yo) viaje, extrañar a sus abuelos
Lo pone contento... hacer snorkeling, ir al cine, visitar a su flia en Argentina
Su sueño... viajar a la luna con sus padres y hermano
Le gusta ayudar... a poner la mesa, hacer café express, cuidar a sus mascotas, lavar los autos
Su película favorita... Star Wars, todas
Es muy bueno... construyendo cosas con Lego, snorkeling, contando historias, practicando Karate

Hoy, a modo de cierre, nos tocó a Moi y a mí asistir temprano y nos sentamos con él en sillitas de kinder mientras leíamos sus respuestas y contábamos cosas y cuentos a los niños. Todos escuchando emocionados y aplaudiendo. Tristán feliz pero en un ataque de vergüenza total.
Luego me sentí como Arnold Schawarzenegger en un "Detective en el Kinder", ya que todos me pedían que los levanta por el aire para tocar el techo. En un momento eran 3 ó 4 luego 10 luego todos que querían ser izados. Incluso una gordita que casi me destruye la espalda que ya tengo rehabilitada gracias a yoga.
En fin, una experiencia inusual.
Entonces este post se lo dedico a Tristán, mi gran hijo. Que está loco pero es super cariñoso. Que espero pueda aprender a vivir con el espíritu libre y creativo que le tocó vivir. Que pueda aprender a no frustarse tanto y relajarse un poco. Que no entiende por qué los demás no ven lo que él ve. Que debe aprender a callar un poco, para escuchar. Que tiene una capacidad de contar historias increíbles, tanto que nunca sabemos qué es real o qué es inventado de todo lo que cuenta. Que en Karate encontró una manera de apaciguar un poco su salvaje espíritu. Que es muy justo y considerado a pesar de su ansiedad. Que por culpa nuestra -de haberle respondido todo en vez de mandarlo a callar o darle respuestas idiotas- aprendió a pensar y a tener un punto de vista. Que su cabeza maneja diez veces más pensamientos e ideas de lo que cualquier adulto puede entender. Que, en fin, me disfruto conectarme con ese niño que hay en mí para hacer un volcán en la playa, contemplar sus naves espaciales (o especiales) hechas de caja de madera o la dulzura con la que trata a su hermano, cuando no lo está cagando a golpes...
Hoy me pongo emocional y orgulloso de haber recorrido -frente a un grupo de locos bajitos- toda la vida de Tristán en un instante. Momentos que pasamos juntos él, Moi, yo, luego con Fau. Los mejores, los peores, pero todos que valieron la pena.
Acompaño con fotos de cuando lo llevamos a escalar al Frey (3000 msn), cuando paseamos en La Trochita -uno de los últimos trenes a vapor-, cuando le enseñamos a cruzar rocas para vadear un arroyo, cuando hicimos camping en Tandil y lo encontré parado (recién caminaba) al lado de una víbora Yarará que por suerte no le hizo nada, manejando un bote a motor en La Parguera. Nadando en un pozo de agua en Puerto Rico luchando con la fuerza de la cascada.
Tristán, este post es para vos.

los invito a mandarle comentarios y felicitaciones a Tristán aquí en comments

Wednesday, March 15, 2006

Gracias, Samsonite

Esto fue originalmente escrito hace casi 2 años en uno de mis viajes preliminares a Puerto Rico allá en el 2004, sería mayo o junio.

Tuve un episodio terrible al llegar a Miami. El avión salió de México demorado porque había problemas en la pista (sic): tráfico...
Las colas para hacer inmigraciones eran terribles: parecía como un interminable viaje a la Meca sólo que en vez de musulmanes los protagonistas eran latinos deseosos por alcanzar la Atlantis de hoy: Miami.
Una orquesta de teléfonos celulares competía para ver quién tenía el ringtone más extravagante o más fuerte. Las insistentes amenazas de la voz del altoparlante nada podían con tanta latinidad: todos seguían hablando y se cagaban en el pedido de que estrangularan a los celulares. Después de llegar mi turno y cumplir con el procedimiento de vejación tecnológica de identidad, vino la sorpresa.
(paréntesis: lo que pasó en el proceso de embarque en donde nos ponen a todos en fila como ganado por la manga rumbo al avión. Por qué hay que hacer tantas colas para viajar !!!!!!!!!!!!! Antes de entrar a la manga tengo que exhibir mi laptop no sea cuestión que esté llevando un cargamento de drogas o una bomba para acabar con todas las almas voladoras, sea por una diferencia de religión o para mandar un mensaje a algún presidente soberbio. Cuando prosigo el señor que estaba delante mío no tiene mejor idea que ponerse a hablar (yo había dormido sólo 3 horas y no estaba de muy buen genio). Y empezó “eso fue por la barba, aquí no se usan …” Y me dice: eres árabe o palestino? Yo no podía creer semejante pregunta boluda propia de la gente aburrida que se engancha a hablar de trivialidades antes de embarcar.
Le puse una cara de no tengo ganas de hablar cometiendo un gran error. A este personaje mezcla de viajante aburrido y vendedor puerta a puerta, no le gustó mi indiferencia y atacó. “por qué piensas que te han examinado el maletín con la notebook? Debe ser por tu aspecto, mira tu nariz pareces musulmán. Y yo le digo “nunca me lo dijeron, de hecho mi apellido es como muy italiano” Y contesta “sabés italiano?” “No, apenas unas palabras” “Ves, entonces no sos italiano” (dije yo que fuera italiano??) "La culpa es de tus padres, te deberían haber hablado en italiano porque entonces ahora no parecerías musulmán". Por suerte ya estábamos entrando al avión, porque sino hubiera mandado al simpático personaje con su corbata a media panza a la m...

Prosiguiendo con el cuento, luego de llegar a Miami, al pasar por aduana cuento que tengo que declarar un cheque de plata que estoy trayendo para depositar para cuando me radique definitivamente. Me dirijo al lugar que me indican y el empleado me dice: "no ese trámite hacélo en el banco cuando abras la cuenta". "Ah", digo aliviado y tomo mis valijas para emprender la rápida carrera para alcanzar el avión. Pero una voz infrahumana me dice “a dónde va?”. "Si pasó por aquí vamos a tener que revisar sus cosas porque los jefes nos miran" (señaló a una cámara) "y ahora tengo que hacer mi trabajo".
Revisan la computadora y boludeces y todo bien. Me piden abrir la valija. Le quito las llaves de ambos lados, pongo la clave en la traba de seguridad del medio y cuando voy a abrirla, la muy puta se queda cerrada… Una gota fría cayó por mi frente. Ejem. Vuelvo a probar pero nada. “Señor, no se abre” -digo con voz simpática. La cara del empleado se transformó en qué tendrá este hijo de puta que se hace el boludo. Al rato 3 personas rodeaban mi valija Ahora sí era sospechoso. "La puta" –digo para mis adentros- "me quedé sin laburo, si no paso la aduana, no entro nunca más". Charlas van y vienen hasta que un empleado con un cortaplumas a lo McGyver intenta descubrir la clave de seguridad (que yo la sabía pero el problema era otro: una valija nueva que se rebela contra la humanidad para jugar una simpática broma a su dueño).
Fracasando en su intento y ante la humillación frente a sus subalternos , su cólera se enfoca en mí. "Tenemos que abrir esta valija" (más te vale le digo, porque sino no sé qué me pongo en los próximos días…) La pasan por rayos x, y, z y todos los posibles.
Mientras, uno de los empleados hojeaba mi libro de mano, me preguntaba si era interesante, quería saber si la Sony VAIO funcionaba bien, me preguntaba de qué trabajaba, si me gustaba mi trabajo, etc. No lo podía creer, él la estaba pasando bomba haciendo sociales con un desconocido, mientras el otro jugaba al espía buscando encontrar alguna rareza en mi maleta que lo hiciera acreedor al premio empleado del mes.
Se volvieron a llevar la valija bajo la mira convincente de este símil espía que anunciaba con anticipado orgullo “volveremos con la valija abierta”. Para mis adentros, me imaginaba con la valija destrozada, descartada en un costado del aeropuerto y yo caminando con ambos brazos extendidos soportando en hábil equilibrio mis cosas hasta el avión, mientras los espectadores de turno rieran viendo cómo mis medias y calzoncillos se esparcían por el suelo del aeropuerto.
Volvió con la valija abierta, forzada, pero reutilizable demostrando que Samsonite bien puede ser una marca de éxito, pero nunca pongas nada de valor dentro de ella…
Con mirada superadora me miró, dando por sobreentendido que debía sonreír y admirar su proeza. En ese momento mi avión Miami-San Juan ya se encontraba en pleno vuelo, con sus pasajeros tomando champagne, mientras yo jugaba con estos fanáticos de los procedimientos.
Finalmente, el empleado desplegó la valija con total hidalguía y cual cirujano experimentado que estudia a su víctima recorría con la mano y la mirada dónde cortar. Porque claro, como estaba forrada por dentro, el señor debía pensar: ahora a revisar si hay droga o algo que me eleve en los escalafones de la guardia aeroportuaria.
Yo me sentía como Brad Davis, el protagonista de Expreso de Medianoche, frente a la policía turca. Imaginaba qué sería pasar unos días en compañía de poco amigables mastodontes en una cárcel recóndita y olvidada en los pantanos de la Florida. Por suerte, mi vida es mucho más trivial y luego de regocijarse ojeando la carpeta del seminario Euro y un libro para niños y ropa de viaje, decidió que la oportunidad no era esa y me dejó que, en medio de ese caos, rearmara la valija.
Encima siendo la primera vez que armaba la valija con tiempo y dedicación, cómo permitir que este payaso desparramara todas mis cosas en su búsqueda frenética de no sé qué.
Y yo me fui con mi Samsonite a otra parte. Meditando sobre las valijas y la televisión. Porque si hay un problema con estos muchachos es que ven demasiadas películas de policías en la tele..

Somos todos argentinos o italianos... o no somos nada

Cena romántica en compañía perfecta (moi, la mujer que amo y un vino italiano de esos de los que es fácil enamorarse). Restaurante Pinoli -obviamente italiano- en donde probar unos ricos raviolis de prosciutto y castañas en manteca de tomillo hace perder el sentido de la ubicación y sin escalas aparezco en este blog.
En medio de charla un poco familiar un poco íntima un poco no me jodan, aparece él. Un mozo tano de origen, tano de apellido e historia aunque mechando palabras en portorriqueño auténtico y algunas en argentino de Belgrano. Se adosa cual fideo al dente a un azulejo.
Empieza a hablar y a preguntarse y a contestarse solo. Concluye que los argentinos son un pueblo bien parecido de gustos cuidados y etc. obvio... por la influencia italiana. Dice que la influencia española no es tan buena y que mientras los tanos nos enseñaron a comer bien, a cuidar nuestro aspecto y forma de caminar y seducir, los españoles son más bien desaliñados, camisa abierta para mostrar deslucido y descuidado pecho peludo a quien no lo quiere ver.
Entonces el eterno tema: la identidad nacional. Que los mozos argentinos no quieren atender en Che´s o Gaucho´s (pseudo- restaurantes parrillada argentinos) a los argentinos, porque dicen que son garcas y que no van a pagar o que no dejan propinas.
El los incita a no discriminar (verbo en alza en estas latitudes).
Pero luego recapacita y le pasa lo mismo. Lo invitan a casting para unas fotos y cuando llega y se encuentra rodeados de compatriotas -sicilianos más específicamente- decide abortar su camino a la fama.
Entonces, nos pregunta. Qué nos pasa a los que vivimos fuera de nuestro país que en vez de solidarizarnos con los nuestros, los negamos.
Reflexionamos sobre el sentido del ser nacional. Tema profundo y pajero si lo hay.
Yo nunca me sentí argentino y no por vergüenza o sin ella.
Simplemente que no soporto el ego de la idiotez humana. Creer en hermanarse detrás de una bandera no tiene sentido. Es como que yo (quinto hermano de un total de 7) sintiera que por llevar el mismo apellido, haber compartido el mismo vientre (no en simultáneo...) fuera a sentir afinidad total con todos ellos.
Cuál es la necesidad del ser humano de tapar su identidad detrás de un sentido de nación que hoy no existe... Sí, a todos nos tira la sangre estando fuera de "casa" cuando se acerca el mundial de fútbol... pero hasta ahí llegué.
Los argentinos tenemos la (mala) reputación de la chantería, de prometer para no cumplir, de robar o ser coimeros, de ser comprados a precio patacón o lecop para ser vendidos a precio dólar.
Traté en lo profesional y personal de "separarme" de esa imagen y creo que lo logré (ok los que no están de acuerdo disparen al pecho con sus comentarios más abajo...).
Entonces cuando decidimos emigrar fue más por una experiencia porque en parte me cansó la queja eterna, la medicridad la gente culpando al ser nacional de cómo estamos pero sin tomar el toro por las astas y cambiar. Queríamos conocer otra cultura.
Y, sin embargo, a miles de km o millas, pasa lo mismo.
Entonces cuando acá te hablan de argentina, de menem (que en paz en chile descanse...) de etc etc. pareciera que la nacionalidad es un karma peor que un apellido. Que no importa que a vos no te importe, los demás te lo quieren hacer recordar y punto. Como si la identidad nacional (el apellido) fuera más importante que la identidad personal (el nombre).
Entonces este tano me revive los mismos problemas pero desde el punto de vista de un tano y que a ellos les pasa lo mismo, que a él le da vergüenza los otros tanos, pero sin embargo no puede dejar de reírse de los españoles que no son tan grossos como sus compatriotas.
En síntesis, te hablan como si para uno la nacionalidad fuera algo muy muy importante y no pudieras vivir sin la foto de Gardel, el mate bajo un brazo y la bandera flameando en los balcones un 25 de mayo aunque estés lejos de tu tierra.
Cómo explicarles que no me siento argentino. Que tampoco me siento puertorriqueño ni italiano ni nada, simplemente un hombre (feliz por la rica compañía y comida) que se caga en la nacionalidad...

Thursday, March 09, 2006

Setenta árboles y ninguna flor


"Setenta balcones hay en esta casa,setenta balcones y ninguna flor...A sus habitantes, Señor ¿qué les pasa?¿Odian el perfume, odian el color? "

Rememoro -gracias a la ayuda de Internet- las palabras del poeta Baldomero Fernández Moreno que nos hacían repetir en el colegio.

Sólo que ahora toman sentido... un sentido crudo y realista. Sí, me pongo serio.

Salgo de mi casa, y esa linda calle que elegí porque era un oasis en medio de la Isla del Cemento, en esa calle donde amigables árboles nos contagiaban con su sombra y su companía, hoy yacen pequenos troncos como frágil recuerdo de lo que fue y de lo que pudo haber sido.

Setenta árboles talados, hoy son pequeños palitos molestos que asoman por la vereda. El aserrín mancha el asfalto.

No nay nadie más pelotudo que el hombre.
La AEE, Autoridad (?) de Energía Eléctrica, tiene la autoridad para poder podar... o talar los arboles que molesten con el cableado eléctrico.
Digo yo, no sería más fácil soterrar los cables de una vez? En especial en una isla donde las tormentas tropicales no son pocas, donde es probable que aparezca un huracán y haga que esos cables sufran más destrozos que los que unas pobres ramas podrían hacer.
Patético. Sí, tanto que los medios cubrieron sólo cuando habian talado unas ramas y ante la amenaza los empleados dijeron que no seguirian. Las cámaras se fueron para otra noticia más caliente -como siempre- y entonces ni lerdos ni perezosos los empleados los talaron de cuajo, vino una máquina que transformó los árboles en aserrín y listo... a otra cosa.
Ahora como sugirió Tristán, por qué no meten a los p.. empleados de la AEE en esa máquina y les pasan por el mismo procedimiento. Por qué no... simple... hijo... porque por lo menos el aserrín de los árboles sirve para fertilizar la tierra... He dicho///

pasó en guaynabo a fin de febrero... y sigue pasando