Thursday, March 09, 2006

Setenta árboles y ninguna flor


"Setenta balcones hay en esta casa,setenta balcones y ninguna flor...A sus habitantes, Señor ¿qué les pasa?¿Odian el perfume, odian el color? "

Rememoro -gracias a la ayuda de Internet- las palabras del poeta Baldomero Fernández Moreno que nos hacían repetir en el colegio.

Sólo que ahora toman sentido... un sentido crudo y realista. Sí, me pongo serio.

Salgo de mi casa, y esa linda calle que elegí porque era un oasis en medio de la Isla del Cemento, en esa calle donde amigables árboles nos contagiaban con su sombra y su companía, hoy yacen pequenos troncos como frágil recuerdo de lo que fue y de lo que pudo haber sido.

Setenta árboles talados, hoy son pequeños palitos molestos que asoman por la vereda. El aserrín mancha el asfalto.

No nay nadie más pelotudo que el hombre.
La AEE, Autoridad (?) de Energía Eléctrica, tiene la autoridad para poder podar... o talar los arboles que molesten con el cableado eléctrico.
Digo yo, no sería más fácil soterrar los cables de una vez? En especial en una isla donde las tormentas tropicales no son pocas, donde es probable que aparezca un huracán y haga que esos cables sufran más destrozos que los que unas pobres ramas podrían hacer.
Patético. Sí, tanto que los medios cubrieron sólo cuando habian talado unas ramas y ante la amenaza los empleados dijeron que no seguirian. Las cámaras se fueron para otra noticia más caliente -como siempre- y entonces ni lerdos ni perezosos los empleados los talaron de cuajo, vino una máquina que transformó los árboles en aserrín y listo... a otra cosa.
Ahora como sugirió Tristán, por qué no meten a los p.. empleados de la AEE en esa máquina y les pasan por el mismo procedimiento. Por qué no... simple... hijo... porque por lo menos el aserrín de los árboles sirve para fertilizar la tierra... He dicho///

pasó en guaynabo a fin de febrero... y sigue pasando

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