Sunday, February 04, 2007

Amanece en el teléfono

Sonó el teléfono una vez más. Era madrugada. Y esas llamadas nunca son de casualidad, nunca de buenas noticias. Moi, siempre más rápida, atendió. Mi abuela había muerto. Una especie de déjà vous cuando hace muchos años, igual sonido, igual momento en la madrugada, el teléfono sonó. Esa vez atendí yo, esa vez era mi abuelo.
Entre dormido y confundido hablo con mamá por el teléfono, esa mezcla de tristeza y desconcierto se deja oír. Este día, el día del llamado de madrugada, mis abuelos habrían cumplido 58 años de casados. Mi abuela tenía ese sentido particular del humor, que hasta creo que eligió a propósito ese día para partir.
No soy creyente. Pero hoy me inclino a creer que ellos dos -allá arriba- disfrutando de esa picardía, celebran mirándonos desde el cielo.

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